Carta sobre el Futurismo

Antonio Gramsci
 Moscú, 8 de septiembre de 1922 

He aquí la respuesta a las preguntas que usted me planteó sobre el movimiento futurista italiano:

Después de la guerra, el movimiento futurista en Italia ha perdido completamente sus rasgos característicos. Marinetti se ocupa muy poco del movimiento. Se ha casado y prefiere consagrar sus energías a su mujer. En la actualidad en el movimiento futurista participan monárquicos, comunistas, republicanos y fascistas. En Milán, donde se ha fundado recientemente un semanario político, "Il Principe", que formula, o trata de formular, las teorías que Maquiavelo preconizó en la Italia del siglo XV; a saber, que la lucha que divide a los partidos locales y lleva a la nación al caos no puede ser enterrada más que por un monarca absoluto, un nuevo César Borgia que se pondría a la cabeza de los partidos rivales. El órgano está dirigido por dos futuristas, Bruno Corra y Enrico Settimelli. Aunque Marinetti fue detenido en 1920 en Roma durante una manifestación patriótica por un vigoroso discurso contra el rey, hoy colabora en ese semanario.

Los principales portavoces del futurismo anterior a la guerra se han convertido en fascistas, salvo Giovanni Papini, que se ha hecho católico y ha escrito una historia de Cristo. Durante la guerra, los futuristas fueron los partidarios más tenaces de la "guerra hasta la victoria final" y del imperialismo. Sólo un fascista, Aldo Palazzeschi, se declaró contrario a la guerra. Rompió con el movimiento, y aunque sea uno de los escritores más interesantes, ha terminado por callarse como escritor. Marinetti, que en conjunto no ha cesado de exaltar la guerra, ha publicado un manifiesto para demostrar que la guerra constituía el único remedio higiénico para el universo. Participó en ella como capitán de su batallón de carros, y su último libro, La alcoba de acero, es un himno entusiasta en favor de los carros. Marinetti ha escrito un folleto titulado Fuera del comunismo en el que desarrolla sus doctrinas políticas -si es que pueden calificarse de doctrinas las fantasías de este hombre-, que están lenas de ingenio a veces y que siempre son raras. Antes de mi partida de Italia, la sección del "Proletkult" de Turín había pedido a Marinetti explicar a los obreros de esta organización, durante una exposición de pinturas futuristas, el sentido del movimiento. Marinetti aceptó de buen grado la invitación, visitó la exposición con los obreros y se declaró satisfecho porque tenían mucha más sensibilidad que los burgueses por lo que respecta al arte futurista. Antes de la guerra el futurista era muy popular entre los obreros. La revista L'Acerbo, cuya tirada alcanzaba los 20.000 ejemplares, era difundida en sus cuatro quintas partes entre los obreros. Durante las numerosas manifestaciones del arte futurista, en los teatros de las ciudades mayores de Italia, los obreros tomaban la defensa de los futuristas contra los jóvenes -semiaristócratas y burgueses- que les atacaban.

El grupo futurista de Marinetti ya no existe. El antiguo órgano de Marinetti, Poesia, es dirigido ahora por un tal Mario Dessi, un hombre sin el menor valor, tanto desde el punto de vista del intelectual como desde el de organización. En el sur, sobre todo en Sicilia, aparecen muchas hojas futuristas en las que Marinetti escribe artículos; pero estas breves hojas son publicadas por estudiantes que toman su ignorancia de la gramática italiana por futurismo. El grupo más importante entre los futuristas es el de los pintores. En Roma hay una exposición permanente de pintura futurista, organizada por un tal Antonio Giulio Bragablia, fotógrafo frustrado, productor de cine y empresario. El más conocido de los pintores futuristas es Giorgio Balla. D'Annunzio nunca ha tomado posición pública respecto al futurismo. Hay que señalar que el futurismo, en su nacimiento, surgió expresamente contra D'Annunzio. Uno de los primeros libros de Marinetti tenía por título Les Dieux s'en vont, d'Annunzio reste. Aunque durante la guerra los programas políticos de Marinetti y de D'Annunzio hayan coincidido en todos los puntos, los futuristas han permanecido antid'annunzianos. Prácticamente no han demostrado interés alguno por el movimiento de Fiume, aunque luego hayan participado en las manifestaciones.

Puede decirse que desde el fin de la guerra el movimiento futurista ha perdido completamente su carácter y que se ha disuelto en distintas corrientes secundarias. Los jóvenes intelectuales son casi todos reaccionarios. Los obreros, que habían visto en el futurismo elementos de lucha contra la vieja cultura académica italiana, osificada y extraña al pueblo, deben hoy luchar con las armas en la mano por su libertad y están poco interesados en las viejas disputas. En las grandes ciudades industriales, el programa del "Proletkult", que apunta a despertar el espíritu creador del obrero respecto a la literatura y el arte, absorbe la energía de quienes aún tienen tiempo y ganas de interesarse por tales cuestiones.


Moscú, 8 de septiembre de 1922


Extraído de "Literatura y Revolución" de León Trotsky, 1924.