El Gran Dictador

Charles Chaplin

Discurso final

En plena guerra mundial, Hollywood produjo numerosas películas utilizadas como arma contra el nazismo, pero El gran dictador era algo más... algo demasiado peligroso para Hollywood. Los círculos más reaccionarios en Estados Unidos intentaron impedir que Chaplin la rodara. Se sentían reflejados en sus deseos más íntimos... sabían que alguna vez serviría para denunciarlos a ellos

En 1938, cuando las “democracias occidentales» apoyaron tácitamente a Franco para evitar una España roja, mientras todos los países imperialistas claudicaban ante el nazismo y en el momento en que los altos círculos financieros norteamericanos mantenían una fluida relación con Hitler, Chaplin se une a la denuncia del fascismo que encabezaban casi en solitario las fuerzas comunistas. Él mismo tuvo que acabar de financiar la película ante el boicot y las presiones de la gran industria, que no la consideraban “conveniente” para la política exterior estadounidense.

“Cuando estaba a mitad del rodaje empecé a recibir alarmantes recados de la United Artists. Les habían advertido por mediación de la Hays Office que tendría roces con la censura. También la oficina de Londres estaba muy preocupada con respecto a una película antihitleriana y dudaba que pudiera ser proyectada en Inglaterra. Pero yo estaba decidido a continuar, había que reirse de Hitler”.


Charles Chaplin

Lo siento, pero yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiarnos y despreciarnos mutuamente. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las almas de los hombres, ha levantado en el mundo barricadas de odio y nos ha empujado hacia la miseria y la matanza. Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco.

Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.

Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que tortura y encarcela a personas inocentes. A los que puedan oírme, les digo: no desesperéis. La desdicha que padecemos no es más que la codicia pasajera y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano.

El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que arrebataron al pueblo al pueblo volverá. Mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.

Soldados

No os entreguéis a esos que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.

Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.

Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo lo que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.

Soldados

No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. En Lucas 17 se lee: "El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres..." Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura.

En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder, pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.

Luchemos por el mundo de la razón, un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.

Soldados.

En nombre de la democracia, debemos unirnos todos.