En el comienzo, la pintura figurativa se propuso representar exclusivamente los objetos, y al hombre en cuanto ser vivo, como son en realidad, hasta el punto del engaño o la ilusión totales, de modo que el espectador creyera estar ante un fragmento de la vida y no frente a una pintura. Fue un trabajo duro y perseverante pero pronto pareció insuficiente y se descubrieron tareas más importantes. Se pedía que el cuadro fuera imagen de la vida. Pero se hizo necesario componer el cuadro de tal y cual manera: componerlo con arreglo a otros principios, no como las cosas son en realidad; organizarlo de forma más sutil, más noble, más elevada; producir un efecto de ostentación buscada de lo que era importante en el tema, y más o menos tender un velo sobre el resto; y no sólo eso, sino, mediante la elección de colores, matices y tono general, crear la atmósfera más armoniosa y bella, que fuera posible. Frutos de largos y laboriosos esfuerzos – con frecuencia aplicados a un mismo punto – para lograr todos los efectos de la pintura fue que en los cuadros hiciera su aparición algo abstracto, no "fiel a la realidad" sino más importante, más esencial y más profesional: la "calidad", la factura; en otras palabras, un planteamiento pictoricista. Desde ese momento el cuadro dejó de ser imagen para convertirse en pintura u objeto. A partir de entonces el nuevo enfoque constituiría la verdad inmutable y la piedra de toque para todas las obras del arte de pintar, incluidas las figurativas. ¿Y por qué razón ese elemento fortuito ha llegado a adquirir un rango tal elevado y permanente?. Sencillamente, porque tal es la visión profesional de la pintura. Es la esencia misma del pintar en sí. Toda la evolución de la pintura se ha verificado exclusivamente sobre la forma, yendo siempre hacia delante y casi nunca retrocediendo, de una manera tan coherente y lógica que lo que se aprecia es una línea recta, siempre indicativa de un movimiento de avance. Esa línea enlaza el antes y el después en un único organismo. Desarrollándose así a lo largo y a lo ancho, la pintura ha explotado todas las posibilidades de su naturaleza específica, hasta lograr detalles de un refinamiento increíble, que raya en epicureísmo. Una vez que hubo explotado el objeto bajo todos los tratamientos posibles, del realismo y el naturalismo al futurismo, la pintura pasó al cubismo e hizo una disección del objeto casi anatómica, hasta que por fin se liberó por completo de esa sujeción y llegó a la ausencia de objeto. Desechados el objeto y el tema, la pintura se aplicó únicamente a sus cometidos especiales, que al multiplicarse compensaron con creces de la eliminación del objeto y su interpretación. Además, la pintura sin objeto renunció también a los viejos medios de expresión introduciendo técnicas pictóricas totalmente nuevas, más aptas para sus formas geométricamente sencillas, claras y precisas: se pintó por difumado y por revestimiento, a rodillo, por presión…El pincel, tan indispensable en la pintura que reproducía el objeto hasta sus menores detalles, resultó ser un instrumento en la nueva pintura no figurativa, y fue desplazado por la prensa, el rodillo, el tiralíneas, el compás, etc. Por primera vez en Moscú, en la exposición de la Federación de Izquierdas en 1917, obras de A. M. Ródchenko. En comparación con la forma, el color apenas ha evolucionado en la pintura. Pasaba del gris pardo, del pardo a la luminosidad pura y vuelta a empezar, y el cambio era monotonía de alternancias extrañamente parecidas. El color puro (el espectro) también estaba presente en los pigmentos, pero los pintores lo destruían, mezclándolo para crear tonos. El tono llegó a la pintura sólo en razón del apego al objeto, del deseo de reproducir la naturaleza. Perduró en la pintura hasta época reciente como un logro particular de la cultura pictórica, y degeneró en el absurdo total de una mezcolanza de tonos achocolatados. Los impresionistas se ocuparon del espectro, pero ellos lo utilizaron para transmitir una impresión, el aire, la luz, etc. Los expresionistas entendieron el color como juego de manchas, como ornamentación. La pintura sin objeto cultivó el color en sí y atendió a su plena revelación, su procesamiento, su condición, dándole profundidad, intensidad, densidad, peso…La última etapa de ese proceso fue el logro de una intensidad monocroma en la distribución de un color homogéneo (sin disminución ni aumento). Obras presentadas en la exposición "Creación sin objeto y suprematismo" de Moscú en 1918 (en realidad 1919) pueden servir como ejemplo: de Ródchenko, Negro sobre negro, y de Malevich, Blanco sobre blanco, expuestas simultáneamente. En los últimos años, trabajando exclusivamente sobre la construcción de formas y sobre el sistema de su construcción, yo empecé a introducir en el plano la línea como nuevo elemento estructural (obras de Ródchenko 1917-1918). La importancia de la LINEA por fin quedó patente: de una parte su función como límite y borde, y de otra como factor de la estructura primordial de todo organismo vivo, de su esqueleto por así decirlo (o base, armazón, sistema). La línea es lo primero y lo último, así en la pintura como en toda su forma imaginable de construcción. La línea es la ruta de paso, movimiento, colisión, frontera, conexión, intersección. De ese modo la línea lo conquistó todo y destruyó los últimos reductos de la pintura: el color, el tono, la factura y el plano. La línea erigió una cruz roja sobre la pintura (XIX Exposición Estatal de Moscú, obras de Ródchenko, primera proclamación de la línea en la pintura). Habiendo puesto la línea en primer lugar, como elemento sin el cual es imposible construir y crear, rechazamos con ello toda estética del color, de la factura y del estilo, porque todo lo que estorba a la construcción es estilo (por ejemplo, el cuadrado de Malevich). En la línea se manifestó una nueva visión del mundo: construir de acuerdo con la esencia, y no representar figurando o no figurando; construir nuevas estructuras útiles en la vida, y no a partir de la vida ni fuera de la vida. La construcción es un sistema por el cual se ejecuta un objeto con una utilización apropiada del material, con un cometido predeterminado. Cada sistema requiere su propio material y la utilización específica del mismo; cada sistema tiene que ser invención o mejora. La construcción en estructuras planas es la proyección de una estructura real factible, o es la proyección de formas con arreglo a la leyes (del sistema), formas que derivan unas de otras, o la construcción de formas que no se "consumen" unas a otras, y cada forma es distinta en sí, no resta significación a las demás y todas juntas funcionan decididamente con arreglo a un único sistema, resolviendo con ello decididamente tanto el material como el espacio en el que se ubican. En la vida real los objetos o bien se presentan bajo un aspecto utilitario, o se les ha aplicado arte como decoración extrínseca. Prácticamente no hay objetos auténticos, en los que el material haya sido utilizado con propiedad y el objeto sirva claramente a su propósito asignado sin contener nada superfluo; en cuanto a las excepciones, su importancia en la vida no ha sido debidamente comprendida. No sólo estamos rodeados de objetos de esa clase (pseudodecorativos), y la gente se refugia de ellos en los templos, los museos y los teatros, sino que la vida misma no es comprendida como tal, no es apreciada, no es organizada. El hombre se aburre, el hombre habla del trabajo como algo pesado y tedioso, una pérdida de tiempo. El hombre describe su vida como monótona y vacía, con escasas excepciones, porque no valora al ser humano que lleva dentro, que es él mismo capaz de construir, edificar y destruir. Va a la iglesia, al teatro, al museo, para "escapar de la vida", para "aprender a vivir". ¿Y cómo?. Sólo embelleciendo la vida "hermosamente", decorativamente, y no edificando, organizando, construyendo. Este hombre necesitaba el opio del arte o de la religión. Y todos los que antes fueron "artistas sin objeto", ahora constructivistas o constructores, han empezado a trabajar para la vida y en la vida. La primera tarea que se impusieron fue trabajar sobre estructuras materiales. Ya hemos tenido bastante una vida tediosa en la que nada se aprecia ni se comprende propiamente, en la que todo es escaparatismo y decoración: se decora el hombre, se decora su vivienda, se decoran sus pensamientos, todo se decora con lo ajeno y lo innecesario para ocultar la vaciedad de la vida. Hasta ahora no veíamos esta cosa sencilla llamada vida no sabíamos que era tan simple y tan clara, que lo único que hay que hacer es organizarla y purgarla de todo tipo de adorno. Trabajar para la vida, y no para los palacios, iglesias, cementerios y museos. Trabajar entre todos, para todos y con todos. Nada es eterno, todo es temporal. El pensamiento, el experimento, el propósito, la matemática, la tecnología, la industria y la construcción: eso es lo más alto. Viva la tecnología constructiva. Viva el enfoque constructivo de toda actividad. Viva el Constructivismo.
Moscú, 23 de Mayo de 1921.
* Este texto fue escrito por encargo del Injuk, el Instituto de Cultura Artística organizado en 1920, en el que se integraron mucho de los artistas rusos de vanguardia. Ródchenko participó en todos los debates del Injuk sobre los elementos del arte y la búsqueda de una base para la síntesis de todas las artes conforme al programa trazado por Kandinsky, en el que prevalecía un enfoque emocional. Después de la marcha de Kandinsky a Alemania en el otoño de 1920, los artistas del Instituto establecieron otro programa de trabajo orientado a descubrir leyes más objetivas de organización de las obras de arte. La composición y la construcción se consideraron entonces los dos principios fundamentales. En aquella discusiones tomaron parte Drevin y Udaltsova, los hermanos Stenberg, los arquitectos Ladovski y Vesnín y las artistas Stepánova y Popova. Ródchenko perteneció a la jefatura del Injuk hasta finales de 1920. Por entonces estaba explorando todas las posibilidades de la línea como elemento de la pintura y del grafismo y como base de la construcción, y resumió así su concepto artístico.
* Traducido de la versión inglesa de Ródchenko-Stepánova. The Future Is Our Only Goal, cat. de exp., Munich, 1991, págs. 133-135.
* Extraído del cat. de exp. Ródchenko. Geometrías. Museu d´Art Espanyol Contemporani, Palma, España, Fundación Juan March, 23 de Enero - 15 de Abr