Dos décadas menor que Barzun, a sus 82 años, Emilio Lledó ha demostrado, en su dilatada actividad académica, que no se ha perdido el arte de enseñar ni, en su caso, el respeto a los maestros. Habiendo estudiado en Alemania con algunos de los filósofos y filólogos más importantes de ese momento (H. G. Gadamer, Karl Löwith, Otto Regenbogen), nunca ha dejado de reconocer su magisterio. De Gadamer ha destacado "su capacidad de sugestión, esa mezcla asombrosa de rigor y creatividad, su cálida y cordial humanidad"; y comentando una recopilación del filólogo Regenbogen: "No es, sin embargo, el aspecto técnico, los vastos conocimientos de su disciplina, lo que únicamente destaca en la personalidad de Regenbogen. Por debajo del aparato erudito se descubre un continuo apasionamiento...". Todo lo cual, por supuesto, se podría decir del propio Lledó.
La labor de Lledó como autor se ha movido entre la interpretación de textos claves de la historia filosófica -los griegos como protagonistas, con apariciones de Kant o Nietzsche- al lenguaje como espacio y estructura de unión humana, sin dejar de preocuparse (y eventualmente dar voces de alarma) de asuntos de actualidad. Algunos temas son recurrentes: la vindicación de la memoria, el sentido de la historia, el valor de la amistad, la importancia y los problemas de la educación.
-Alguna vez se presentó como "un señor que lee libros de Filosofía y que es profesor de Filosofía". ¿Considera leer y enseñar sus características definitorias?
"La frase que usted cita creo que está en un contexto en que trato de evitar que me llamen 'filósofo'. Es una expresión demasiado importante. Soy sólo un profesor de Filosofía. Considero la enseñanza un privilegio y hay que procurar ser, en lo posible, digno de él".
-¿Y qué opina de la lectura?
"La lectura es un alimento de la inteligencia y una de las formas de darnos libertad".
-En cuanto profesor, le han llamado "el flautista de Hamelin" porque sus estudiantes lo seguían. ¿Qué opina del mote, considerando que ese flautista más bien secuestró a sus seguidores para vengarse?
"Esa comparación a la que alude es una, digamos, ocurrencia periodística de un ex alumno y tiene únicamente que ver con el hecho de que en el año 1967 conseguí la cátedra de Historia de la Filosofía en la Universidad de Barcelona, en la especialidad de Filosofía, y algunos estudiantes de La Laguna , donde yo trabajaba entonces y donde no había esa especialidad, me siguieron. Debí leer la historia del flautista de Hamelin en mi niñez. No recordaba ese desagradable giro que usted menciona y que nada tiene que ver conmigo y con mi amistosa relación con los alumnos".
-Aranguren recordó cierta vez que fue compañero en un seminario amistoso con Francisco Soler, quien vivió (y murió) en Chile. Usted también ha destacado la poesía de Neruda ¿Le provoca alguna ilusión viajar hasta acá?
"Me hace mucha ilusión viajar a Chile. No conozco el país, pero sí algo de su literatura. Sobre todo Neruda que, junto con Antonio Machado, Federico García Lorca, Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez, y otros, fueron autores muy leídos por los estudiantes de mi generación. Por supuesto, esas preferencias se han mantenido. Curro Soler fue un querido y admirado compañero de estudios en la Universidad de Madrid. Emigró a Chile en los años en que yo me fui a Alemania".
-Mauricio Jalón destacó su capacidad de vivir lo pensado. ¿Está de acuerdo?
"Creo que no hay vida si no sabemos interpretar el mundo que nos rodea, asfixiado en parte por la ignorancia, la pobreza, la irracionalidad, la miseria intelectual, el fanatismo".
-Hablando de interpretación, usted la entiende como un proceso infinito. Imagino no le gustaba que el diccionario de la Academia definiera la hermenéutica como "el arte de interpretar textos para fijar su verdadero sentido"...
"Los textos son puertas siempre abiertas a todo tipo de recepción. Sobre todo si se leen, también, con una mente que esté abierta y liberada".
-¿Qué significó para usted el hecho de ingresar como académico de la lengua?
"Una hermosa tarea y un estimulante compromiso".
-Usted tiene escrito que la vida humana es una cuestión de lenguaje. ¿Es así de fundamental?
"El lenguaje y el saber qué decimos con él es la esencia de la cultura, de la Paideia ".
-Otra idea que articula su pensamiento es el de la memoria y la resistencia al olvido. ¿No es necesario olvidar algunas cosas?
"Creo que nada importante debe olvidarse. Los predicadores del olvido podrían, tal vez, alimentar la desmemoria para asegurarse de que sus fechorías nunca se sabrán después. Hay que saber, para no permitir que se repitan".
-El mito platónico de la caverna atraviesa su obra. ¿Cuál es su importancia?
"El mito de la caverna que cuenta Platón en la 'República' es, entre otras muchas cosas, una simbología que refleja la situación de los seres humanos ante los medios de información".
-Si la amistad es un tesoro, ¿por qué cree que hoy está un tanto menoscabada?
"De entrar en lo que usted llama el menoscabo de la amistad, no podría explicarlo de manera breve. Es demasiado importante, demasiado complicado".
-Según Aristóteles, la amistad requiere tiempo. Parece que su libro sobre ella también, pues hace ya algunos años que uno lee que lo está ultimando...
"En ese libro, efectivamente, trabajo hace tiempo. Una vez lo mencioné y aprendí desde entonces que no se debe anticipar nada si no está ya casi acabado. Sobre todo en un tema tan jugoso, tan importante y sobre el que se escribe tanto, a veces demasiado. Yo pretendo hacer algo distinto -a lo peor no sale nada que merezca la pena- pero no tengo prisa alguna aunque el tiempo apremie. Me lo paso bien trabajando, a mi aire, sobre lo que me apasiona".