Entrevista a Roger Buergel

Olga Spiegel
Director de la próxima Documenta 12 de Kassel,
LA VANGUARDIA 20/01/2004. Barcelona.

Roger Buergel (Berlín, 1962), director de la Documenta 12 de Kassel, el certamen más influyente en el arte contemporáneo –que se celebrará desde mediados de junio hasta finales de septiembre del año 2007– ha estado en Barcelona, donde prepara la exposición “¿Cómo queremos ser gobernados?”, que el Macba presentará el próximo septiembre y se extenderá por diferentes edificios de Poblenou. Manuel Borja-Villel, director del museo barcelonés, es uno de los siete expertos internacionales que integran el comité asesor de la Documenta 12, que el pasado diciembre eligió a Buergel. A poco más de un mes de su nombramiento, Roger Buergel esboza en esta entrevista algunas de las bases sobre las que se sustentará la próxima edición del certamen de Kassel.

–¿Tiene ya perfilado su proyecto artístico para la próxima edición de la Documenta?

–Tengo algunas ideas, pero la verdad es que aún no lo he concretado del todo. Quiero involucrar a la gente de Kassel y trabajar con la ciudad, algo que no hicieron las dos anteriores Documenta; utilizarla como un escenario, un teatro. Por otra parte, creo que los espacios donde se presente deberían ser más pequeños y tener una escala más humana. Eso permitiría verla mejor.

–¿Nombrará un equipo de comisarios?

–No, trabajaré directamente con los artistas, y también con grupos y colectivos de artistas, e iniciativas y proyectos que estén relacionados con el ámbito local en distintos países. Me interesan, y los hay en todas partes, desde Riga hasta Beirut, Barcelona o Zagrev. Pero también trabajo en un contexto que incluye a la gente. He hecho varias exposiciones con Ruth Noak, una historiadora del arte.

–Las Documenta X y XI, dirigidas por Catherine David y Okwui Enwezor, respectivamente, pusieron el énfasis en la dimensión crítica y política del arte. ¿Piensa usted seguir ese camino?

–Mi interés es primordialmente estético, eso es lo primero, pero lo estético también implica lo político. Habrá varias líneas narrativas. Será una Documenta contemporánea y multidisciplinar, pero incluirá también algún artista del siglo XIX porque quiero trazar un itinerario de la modernidad, que para mí empezó con la Revolución Francesa, con artistas como Jacques-Louis David y su “La muerte de Marat”. Las obras de los creadores jóvenes sólo tienen sentido si incluyes referencias históricas.

–Creo que usted quiere abrir el certamen a muchos artistas desconocidos. ¿Puede decirme algunos de los participantes en los que ha pensado?

–Aún no puedo dar los nombres. En cuanto a lo de “desconocidos”, ese es un concepto relativo. Por ejemplo, ayer estuve en el Museu d'Art Modern de Barcelona y a la mayoría de artistas que vi no los conocía. A mí me interesa ver cómo los artistas de diferentes países abordan ciertos fenómenos políticos y económicos respecto a los cuales se pueden trazar unas rutas mundiales. Por ejemplo, la crisis económica que empezó en el Pacífico en los noventa y luego siguió por México, Rusia o Argentina, entre otros lugares. En la Documenta trabajaré con artistas que tratan más o menos un mismo tema. Uno de esos es el empobrecimiento de la clase media en sus respectivos países. Eso te permite ver cómo artistas de Rusia o Latinoamérica, partiendo de sus diferentes tradiciones y arte, llegan a soluciones muy similares, aunque no se conozcan. Creo que eso es importante para el público porque, al confrontarlos, permite mejor comprensión.

–¿Piensa en una Documenta tan exhaustiva como la anterior, con tan abrumadora cantidad de vídeos y películas?

–No. Reduciré el número de artistas, pero le diré que, para mí, también es importante la temporalización de la experiencia de la exposición. Es decir, si haces una exposición para el público, debes pedir a los artistas que piensen más en él que en ellos y que produzcan vídeos más cortos. Lo hicimos con Harun Farocki en una exposición que presentamos en Viena sobre el sistema carcelario en Estados Unidos. La única película que había duraba diez minutos.

–En 1955, cuando se creó Documenta, había pocas bienales y certámenes, pocos museos de arte contemporáneo y muchas menos exposiciones itinerantes que ahora. ¿Cree que habría que cambiar el planteamiento de estos eventos?

–Es una buena pregunta. Acabo de pasar unos días en Kassel consultando los archivos de la Documenta para ver cómo fueron las tres primeras ediciones. Parecían muy austeras, son increíblemente bellas y precisas. Ahora muchas bienales parecen supermercados. Creo que estos eventos pueden tener cierto carácter de espectáculo, pero a condición de que no sea un espectáculo barato. Compartir una experiencia con la gente te puede producir buenas vibraciones. Una manifestación contra la guerra también es espectacular, pero no la haces fundamentalmente por eso. Cuando el pasado febrero me manifesté contra la guerra de Iraq en Nueva York, apenas hubo repercusión de aquellas manifestaciones en los grandes medios de comunicación. Lo mismo ocurrió en San Francisco, donde hubo grandes manifestaciones y no se dijo. Hay que crear, como se hizo allí, medios alternativos.



ROGER BUERGEL.
Crítico de arte, comisario de exposiciones y actual profesor de Teoría Visual en la Universidad de Lüenberg, cerca de Hamburgo, Roger Buergel se formó principalmente en Viena, donde vive y donde se graduó en la Academia de Bellas Artes, además de estudiar Filosofía y unos cursos de economía en la universidad de dicha ciudad. Entre los años 1985 y 1987 fue secretario del controvertido artista austriaco Hermann Nitsch, fundador del Teatro de las Orgías y de los Misterios, y conocido por la utilización de cadáveres y sangre de animales. “Mi trabajo con él era burocrático y de relaciones públicas. No tenía nada que ver con la sangre”, puntualiza Buergel, quien desde 1999 ha comisariado exposiciones en Viena, en varias ciudades de Alemania y también en Moscú y Eslovenia. El año pasado fue galardonado con el premio Walter Hoppes para comisarios que concedió por primera vez The Menil Collection de Houston, Texas.

En la entevista que mantuvo con el comité de selección de la Documenta 12, previa a su nombramiento como director, Buergel expuso con convencimiento su “interés por deconstruir el papel del comisario, que hoy se ha convertido en un superartista; y por evitar el predominio de la teoría en las exposiciones, donde a menudo las obras son elegidas sólo como mera ilustración de unas ideas. Otro aspecto es mi visión de la exposición no sólo como un espacio donde se muestran unas obras, sino hacer de ella un proceso, dejar que se experimente con ella y su forma”. Todo ello, en la Documenta que viene.