250
Roberto Santiago De Brito
Bariloche- Argentina ;
DE PRÍNCIPES Y PRINCIPIOS
Etimología de por medio, los Príncipes mantienen la teoría que la raíz "Princi", une en una misma rama o familia, a Príncipes y Principios.
Opinan que la Vida, acunada en su comienzo por las profundidades acuáticas, dio origen a los Prínci-pez: organismos que en búsqueda de supervivencia, emergieron a la superficie terrestre adaptando sus cuerpos acordes a las exigencias de la atmósfera. En ella desarrollaron sus cajas torácicas, su ambición y su poder. Luego, a través de acciones organizadas llamadas "Política", dominaron la tierra. Las primeras generaciones se adjudicaron el término Príncipez, o el que viene del agua, palabra que deviene en Príncipes, nombre con que hoy se conoce a la especie.
Por el contrario, los seres o entidades que no lograron adaptarse fácilmente al medio ambiente, decidieron evolucionar hacia lo etéreo: alivianaron sus cuerpos, crearon alas y buscaron el azul (no en la sangre sino en los cielos).
En su primera etapa a estos se los llamó Princi-píos, de donde derivó Principíos. Luego la especie, en su cruenta lucha por sobrevivir, perdió el acento.
Esta teoría en sí mismo, no tiene relevancia alguna. Empero, todavía hoy existen especimenes de Príncipes que, con sus títulos de nobleza, se siguen autotitulando, "únicos representantes de los Principios".
251
Roberto Santiago De Brito
Bariloche- Argentina ;
MIRADAS SEDUCTORAS
Cuando la mujer en su andar ondulante de minifalda ajustada y tacones altos pasó frente al hombre, éste quedó maravillado. Aunque lo pretendió, no pudo evitar que sus ojos se le salieran de las órbitas. Ellos se fueron tras aquel cuerpo irreverente, penetraron las ropas femeninas y se modelaron a la piel deseada.
Ella, mujer al fin, adivinó lo cotidiano. Con su mirada siempre hacia adelante pero explorada por detrás, intentó permanecer al margen de la seducción que provocaba su presencia. Sin embargo le fue imposible. Agitada, con el acoso entre las piernas, trató de acelerar el paso. Fue inútil: sin pudor y sin escrúpulo la estaban poseyendo.
Expuesta ante la vergüenza y ganada por el rubor, aunque íntimamente complacida por la osadía, su réplica no fue el enojo sino el agradecimiento recóndito y húmedo. Hasta que la curiosidad la ganó. Como displicente, como quien no quiere la cosa, dio vuelta la cabeza y observó sobre su hombro.
En la calle, sólo estaba aquel hombre sin ojos.
252
Fátima Centenera Ulecia
Madrid
EL INQUILINO
Ya no sabemos qué hacer, la situación ha pasado a ser intolerable. Al principio era sólo el ruido que hacía por las noches, su aspecto sucio y descuidado, los olores. Aunque algo molesto, era soportable, pero los últimos sucesos requieren una actuación firme.
Nos hemos reunido esta tarde en la casa de Doña Elvira, que como está impedida no se hubiera podido mover del piso. Antonio, el portero, ha mostrado una de las pruebas.
-El colmo- ha dicho don Bernabé.
- Repugnante- ha murmurado para su camisa don Julián.
Doña Herminia ha sido la primera en tomar la palabra. Como es la inquilina más antigua siempre habla como si fuera la presidenta.
-Los vecinos de esta casa somos gente honrada, trabajadora y de costumbres sencillas. Simplemente no es el tipo de inquilino para un sitio como éste.
Todos han asentido, lo cual ha hecho que Doña Herminia se haya hinchado como un pavo. Entonces, Doña Elvira ha dicho con voz tímida:
-No creo que sea para tanto, a mí no me parece que sea tan malo.
Su hija que es soltera y vive con ella le ha dirigido una mirada de reproche y se ha vuelto hacia los demás haciendo un gesto de desesperación, como si quisiera decirnos sin palabras lo mucho que sufre.
Don Bernabé, que es abogado ha dicho:
-Lo que está claro es que se tiene que ir-. Sabias palabras he pensado yo, pero como dice el refrán "Quién le pone el cascabel al gato".
Javi el hijo del portero ha soltado lo que nadie se atrevía a decir:
-Hay que recurrir a la fuerza, no queda otro remedio.
Nos hemos quedado todos callados porque una cosa es que no queramos que siga viviendo allí y otra bien distinta es lo que dice el joven.
-Ya lo hemos intentando todo sin ningún resultado, es hora de pasar a la acción- ha añadido al ver nuestra indecisión.
La suerte está echada, no es la solución a la que queríamos llegar, pero el caso es que vamos a hacerlo y no hay vuelta atrás.
Todos han vuelto a sus moradas a buscar Dios sabe qué. El punto de reunión será el rellano del tercero. Ya llegan, armados hasta las cejas, cuchillos de cocina, escobas, palos… Hasta Don José ha traído una escopeta de cazador. A mí esto me parece ya un poco exagerado, total para un simple ratón…
253
SEUDONIMO: capsulina.
Perú
NICOLAS
Hola. Soy Nicolás y tengo doce años. De acuerdo a la opinión de los psicólogos, me encuentro atravesando una etapa rebelde, de indiferencia y preocupación solitaria, de descubrimiento sexual y encuentro de sentimientos por el futuro que me asusta. Pero en realidad hasta ahora nadie ha podido clasificar mis sentimientos, porque nadie sabe qué es lo que pienso en realidad, y digamos que tampoco dejo que nadie invada mis pensamientos, porque no me interesa. Desearía saber, eso sí, de parte de ustedes, señores lectores, cuál sería su opinión para que yo pueda encontrar mi cura; qué hay qué hacer para que mi inquietud se desvanezca y pueda retomar las riendas de mi vida y así poder jugar fútbol tranquilamente con mis amigos o reanudar las sesiones nocturnas de tocar los timbres de las casas por una cuestión de diversión.
El hecho es que tengo un papá que no me ha reconocido, escucho a mamá discutir con él por una cuestión de alimentos y para colmos últimamente tengo que soportar los llantos y el engreimiento de mi nueva hermana (mi mamá tenía que rehacer su vida, ¿no?) He tratado de ser buen hijo, y en la escuela me va bien, pero siento que mis pensamientos se están apagando poco a poco, me estoy ahogando en un conflicto de decisiones que tengo que adoptar, no como ni duermo bien. ¿Qué es lo que me pasa? ¿Dios, me puedes ayudar? ¿Qué debo hacer? "Acude a mamá" Pero si no me escucha. "Acude a mamá", volví a escuchar una voz suave. ¿Quién me habla? "Soy yo, tú. Acude a mamá. Háblale a mamá". Mamá no me escucha. "Mamá nos escucha, sí nos escucha", refirió la voz.
El diálogo conmigo mismo fue interrumpido por el teléfono; al contestar, sentí que una niña riendo se acercó con prisa y al abrir mis ojos, noté que mi hija estaba apagando el despertador para que no me interrumpiera el sueño. A través de mis sueños había recordado que nunca pude hablar de lo que me pasaba con mamá y nunca pude saber si ella realmente me habría escuchado. Ahora tengo 35 años y una hija de cinco, a la cual me acerqué y le dije que si sabía que mamá y papá siempre estaban ahí para escuchar, y con una voz de extrañeza por la pregunta, me respondió que sí, y no pude evitar ser feliz.
254
Marcos Iñesta Esteve
PESADILLA MATUTINA
Entra un tipo al callejón y avanza hacia donde estoy
Cuando pasa por mi lado, ¡salto ante él, abro mi capa y mi boca (no sé qué les resulta más terrorífico. Debe de ser por la moda que gasto, ¡qué le vamos a hacer! El oficio de vampiro no da para más) y lanzo un estruendoso rugido!
El humano, me mira, se sonríe, levanta ambas manos, adopta una máscara de sorna y me responde, ¡¡BOOOOOO!!
Me quedo de piedra. Lejos de aterrorizarse se burla de mí e intenta asustarme. Feo es un rato, pero no para tanto. Opto por volver a lanzar mi espeluznante rugido
-¡Oye, tío, para ya, que tu disfraz mola pero el aliento te canta a cloaca! -me dice el interfecto, es decir, mi comida
-¡¿Acaso no te aterrorizo?!
-Hombre, el disfraz mola, el callejón es oscuro, pero qué quieres que te diga, peor es mi suegra
-¡¡Voy a vaciar tus venas hasta que mueras!! -acierto a responder, más que anonadado ante el cariz que está adoptando la situación
-¿Con qué jeringuilla? -me pregunta
-¡¡Con estos terribles colmillos que clavaré sin piedad en tu cuello!! -le respondo lanzando un bramido
-Pues te aconsejo que vayas al dentista, tío -y se pone a reír a carcajadas
Vuelve a dejarme de piedra. Instintivamente, paso mi lengua por mis colmillos y… ¡¡no encuentro nada!! ¡¡Mis encías están absolutamente peladas, ni colmillos, ni dientes, ni nada!!
Ahora soy yo el que adopta una máscara de terror, ante esta situación
-Si quieres, te recomiendo un dentista que es primo mío, ¡por medio kilito te planta unos implantes que vas a volver locas a todas las vampiresas! -y vuelve a estallar en carcajadas
Mientras, otro grupo de repelentes humanos ha accedido al callejón. Parecen conocer a mi torturador
-¿Qué pasa tío, a qué jugáis? -le preguntan sus amigos
-Nada, aquí con el amigo vampiro "encía plana", ¡que pretende chuparme la sangre sin colmillos!
Las risas son generalizadas, y además comienzan a empujarme entre todos. Ahora el aterrorizado soy yo, ¡No puedo huir, estoy rodeado, me empujan por todas partes!
Y entonces abro los ojos. ¿Dónde estoy? Reconozco el fieltro rojo, ¡estoy en mi confortable féretro! Miro mi reloj digital. Son las doce del medio día
¡No hay manera! Últimamente no consigo dormir un día seguido sin despertarme sufriendo pesadillas
255
Seudónimo: Gu
OSCURIDAD
Mira al cielo desde su ventana. Se le antoja un lienzo azul cobalto perforado por un finísimo punzón, que ha dejado unas motas blancas titilantes en su superficie. Una hermosa noche sin luna, oscura como su propia existencia.
Le gusta la oscuridad, piensa que es su única amiga. Nadie puede verle y sentir lástima por él. Él tampoco puede ver a nadie, y por tanto su yo interior no le grita cuán perfectos son los demás comparados consigo mismo. En las noches sin luna, en las calles sin luz, se siente igual a los otros, y en paz. La luz para él significa inferioridad.
Cierra la ventana y vuelve al interior de su vivienda. Todo está a oscuras; pero conoce la ubicación de sus escasas posesiones al dedillo. No tropieza ni una sola vez en su camino hacia el lavabo.
Sus dedos rozan el interruptor de la luz, dudan, tiemblan. Su corazón late con ansiedad, su respiración se hace ágil. Pero es una prueba a la que debe enfrentarse, y lo sabe. Acciona el interruptor de la luz, y el aseo se llena de una luz clara y diáfana. Tembloroso, alza los ojos desde el suelo embaldosado hasta el espejo que hay sobre el lavabo, y se obliga a mirar su rostro. Tiene la piel suave y tersa, inmaculada, salvo por la leve barba de dos días que le ha crecido. No hay ni una sola quemadura en su rostro.
Su hijo murió en el incendio que había provocado jugando con cerillas. Su mujer murió asfixiada al tratar de salvarle. Pero él fue incapaz de hacer otra cosa que no fuera mirar. Desde entonces desea tener el cuerpo quemado.
256
Ricardo Miyashiro Ribeiro
Perú
RELOJES RAROS
Cuentan las horas que los minutos se cansaron de pedirle a los segundos que descansaran en la carrera absurda, que, como todo el mundo, mantienen, para que en la veloz competencia al tiempo, traten de llegar pronto al siguiente minuto. Así, la muerte no los podrá alcanzar.
257
Áurea Ramón Martín
Barcelona
ENGAÑO
Marcos estaba sentado junto a la ventana de su comedor, llevaba todo el día tratando de averiguar como su vida se había podido ir a pique en tan poco tiempo. Una cadena de acontecimientos había roto su vida. Su empresa en bancarrota, sin dinero la mujer de su vida se había ido con uno de sus mejores amigos. Y sus mejores amigos habían dejado de serlo. Intentaba encontrar un sentido a ese caos cuando ella lo llamó.
Miró fijamente por la ventana y sintió un cambio interior, la tristeza se transformo en felicidad y la angustia en energía. Y las estrellas le hacían guiños y le sonreían porque ellas también la oían.
Volvió a oír su voz, aquella dulce y seductora voz. Se levantó y se dirigió rápidamente hacia la puerta.
Su mente se quedó en blanco y seguía oyendo como le llamaba mientras abría la puerta y encendía la luz de la escalera. Se dirigió directamente hacia el ascensor. Pulsó el botón de llamada y subió al último piso de aquel rascacielos. Enfrente de la salida del ascensor había una escalera que llegaba a la azotea, y siguió subiendo.
Subió, abrió la puerta de la azotea y la vio. Ella, la que al llamarlo, había conseguido que él olvidara todos sus problemas. Ella a quién amaba.
Marcos levanto la vista, estiró sus brazos y casi la tocaba mientras le susurraba : - ¡Estaré contigo dentro de muy poco!
Aquella luna llena de Agosto lo miraba fijamente mientras repetía su nombre. - ¡Marcos! ¡Marcos! ¡Marcos!.
Y Marcos había decidido llegar a ella porque lo había seducido como ninguna otra, porque ahora sólo deseaba estar junto a ella, sentirla, tenerla entre sus brazos, y decirle al oído lo mucho que la quería. Sin apartar la vista, sin pararse a pensar subió la pasarela de los limpia cristales y la siguió mirando fascinado..
Se encontraba totalmente poseído, volvió a estirar su brazos pero aún estaba un poco lejos por lo que decidió dar un saltó para alcanzarla. En ese momento empezó a ver como ella se empezó a alejar, se alejaba cada vez más, todo fue muy rápido. Ella se alejaba impasible y casi sin darse cuenta ella desapareció, toda aquella luz que ella le había prometido se convirtió en oscuridad, en vacío…
Marcas apenas se dio cuenta del engaño cuando la nada lo absorbió.
258
Aurelio Castejón Garcerán
ANTES DE IR A CASA
Había cenado solo, como casi todos los miércoles. Ese día salía siempre tarde de la oficina porque había reunión del departamento. Pedí un cortado al terminar y me entretuve con el crucigrama del periódico que había comprado para que me hiciera compañía. Al traerme el café el camarero levanté la cabeza y la vi.
Acababa de llegar y estaba esperando que el encargado le indicara una mesa. Era rubia, alta, ojos claros. Muy guapa. Delgada y vestía con estilo. Seguramente una niña bien, una hija de papá, vida cómoda, que habría tenido buen colegio y habría ido a una universidad privada. Las influencias de su padre le habrían buscado un buen trabajo, adecuado a su nivel social. Se casaría, o estaría ya casada, con otro niño bien. Tendrían un solo hijo y la historia volvería a repetirse.
Durante los segundos que dibujé su vida pasada, presente y futura, el camarero la había acompañado hasta una mesa, en la zona de fumadores. Sacó un paquete de tabaco negro, unas gafas, y los puso sobre la mesa, junto con un periódico de economía que traía. Pidió una copa de vino tinto y algo para cenar. Desenrolló el cordel que tenían las pequeñas gafas para colgárselas del cuello, y se las puso mientras comenzaba a leer el diario con interés. El camarero llegó con la copa de vino. Ella le dio las gracias, tomó un sorbo y encendió un cigarro, continuando con la lectura.
Mientras la miraba, alguien me tocó en el hombro.
Juan, ¡coño!, no sabía que te quedabas por aquí después del trabajo.
Cuando salgo tan tarde no tengo ganas de irme directamente a casa. Siéntate, ¿quieres algo?
Pídeme una caña. ¡Mira quien está ahí! Julia Salcedo. La rubia esa. - me indicó con un movimiento de barbilla-. Va a ser nuestra nueva jefa, lo han dicho hoy en la reunión. Estaba en producción y nos la han pasado a mantenimiento. Dicen que es un coco.
Tomé la taza, y la volvía a mirar, sin pensar en nada.
259
Patricia Odriozola
Argentina
LO QUE RELUCE.
Y en un momento surgió, inevitable, la pregunta: el brazalete, ¿es falso o es de verdad? De verdad quería decir de oro y rubíes y brillantes. Falso, algo que ninguno de los tres era capaz de reconocer: la feroz diferencia entre el metal más noble y el enchapado; entre las piedras preciosas y las gemas de brillo plástico que adornan las fantasías venidas de Taiwan.
La discusión -por momentos con visos de pelea- se extendió hasta la madrugada. Cuando empezó a escucharse al gallo del fondo, los tres hasta entonces amigos emergieron de la ardorosa charla sin otra conclusión que varias botellas de cerveza vacías y un enorme cenicero rebosante de filtros aplastados. Fue ahí cuando me refugié en la cocinita con la sola intención de mirar de cerca el brazalete de la discordia; ellos, en su borrachera, tomaron el gesto como una forma civilizada de decir la casa tiene que cerrar. Se pararon con algo de dificultad y con algo de dificultad también se dirigieron, por turnos, al mingitorio del cuartito. Después me llamaron para pedirme la cuenta y se cuidaron muy bien de pagar cada uno su parte, cosa de dejar bien claro que la amistad era historia antigua. Es increíble, sí, pero ninguno se acordó del brazalete, concentrados como estaban en si era falso o verdadero, en si habían ganado o no la discusión, en si estaban a un tris de hacerse ricos o apenas de invitar con un asado a la parentela más cercana.
En cuanto se fueron levanté y lavé vasos y ceniceros, apagué las luces, bajé las persianas metálicas y, exagerando la calma, me cambié para salir. Un rato después, desde la parada del colectivo, los vi pasar: cada uno en una dirección diferente, buscándose con ansiedad -¿Pero quién mierda se lo llevó…?-, dramatizando el odio recién inaugurado en gestos belicosos dirigidos al aire del amanecer. La calle estaba prácticamente vacía. Entonces me guarecí como pude en los carteles de la parada para inspeccionar el brazalete otra vez.
Era tan real en su condición de joya falsa, era tan grande su desparpajo en el brillo sintético del dorado, en el rojo imposible del rubí y en el fondo metalizado del brillante, que me subí al primer colectivo que pasó y nunca más quise volver por el bar.
260
Patricia Odriozola
Argentina
EL GUARDIAN.
Entiéndame bien, Julián: mi deber es cuidar que nadie suba esta escalera. Que ningún par de pies, o de patas, mancille siquiera el primer escalón consagrado desde hace tanto tiempo a ser no más que una superficie pulida, solamente rozada por el aire o las insoportables partículas de polvo que se empeñan en invadir este lugar. No es mi culpa, sino mi destino. Alguna vez llegué aquí, y el pararme delante de esta reja que prohibe el acceso al arriba fue un acto tan natural como erguirme y caminar, hace tantos años, o como llevarme las manos a las sienes cuando mi cabeza se sacude por entero en el aleteo de un helicóptero ensordecedor.
Le habrán hablado de la piedra, sin duda. Y sin duda es por ella que usted está aquí, jurándome amistad eterna y empeñando una y otra vez su palabra vacía, sólo para que me corra de esta portezuela y, perdido en la promesa de un afecto sincero, le franquee el paso hacia la cima. Pero la historia -ya que no lo haré yo, cansado de este cuerpo y su destino, de los huesos que se encorvan aunque ponga todas mis fuerzas en mantener una postura erecta, acorde con mi circunstancia- se encargará de mostrarle la imposibilidad de alcanzar el espacio real donde se esconde la piedra, y la negación del camino cierto hacia la humedad que la protege.
Nadie como usted, Julián, para comprenderlo.
Nadie como usted para tomar mi lugar.
261
Carmen Rosales Vera
CORTE VERTICAL
Era tarde cuando mezclaste la harina, los polvos de hornear, la azúcar flor, la sal y los huevos... era tarde para incorporar mantequilla, aun cuando agregaras agua, sobaras esa masa con amor y trataras por todos los medios de alisarla, sabías que no resultaría.
Amasaste y cortaste metódicamente rectángulos de diez por cinco, hiciste un corte vertical, pasando un extremo de los rectángulos por ese ojal. Y sin más preámbulos, calentaste el aceite y nos freíste. Nos pusiste en una fuente sobre papel absorbente, nos empolvoreaste con azúcar flor.
¿Tampoco sabías el tiempo de cocción?
Demasiado dorados... estábamos incomibles.
262
Seudónimo: Gu
DE PRESTADO
Tenía el corazón seco, porque no lo había usado en toda su vida. Los médicos estaban muy preocupados por él, ya que no sabían cuánto tiempo más podría sobrevivir así. Le dijeron que era posible sobrevivir en esas condiciones durante mucho tiempo, pero que existía la posibilidad de que su alma no soportara más la sequedad de sus sentimientos.
Por eso los médicos se alegraron enormemente cuando aquella mujer ofreció su corazón para él. Al principio los médicos tenían sus reservas, porque ¿quién iba a querer hacer ese sacrificio por nadie? Ella confesó que había amado a aquel hombre en silencio durante muchos años, a pesar de la indiferencia de él. Esperaba que él apreciara el gesto lo suficiente como para sentir algo por ella; y como ella estaba tan llena de amor, podría sobrevivir sin su corazón.
La operación fue un éxito, aunque ambos deberían reposar durante algún tiempo para recuperarse. Sin embargo, ella se arriesgó a acercarse a la habitación en la que él yacía. Fue recibida con una sonrisa cortés, pero nada más. El plan de ella había fracasado. El único corazón que había en la habitación se rompió por el dolor y la pena, provocando la muerte del hombre.
Pero ella sobrevivió muchos años. Era tanto el amor que había sentido por él, que tardó mucho tiempo en secarse del todo.
263
Laura González Sancho
ungulina@hotmail.com
LÁGRIMAS DE VIDA
La cálida tarde tornábase infernal. La vida de Monte, se consumía a medida que, Fuego, encendía más y más la suya propia avanzando imparable por las laderas del valle. La furia desatada por Fuego, conseguía doblegar a su
víctima, que permanecía latente, esperando resignado su final.¡Diego y Cristian no podían permitir tal atrocidad! conocían a Monte desde que nacieron. Siempre había formado parte de sus vidas y de la de sus antecesores
(de ahí que lo defendieran con ahínco).Pero...sus fuerzas comenzaron a ralentizarse.Sin cesar en el empeño, y empuñando sus peculiares "armas", levantaron la vista hacia su alrededor, comprobando que no estaban sólos en
la dura lucha: Agentes medioambientales, helicópteros, hidroaviones y operarios de más cuadrillas combatían junto a ellos. Fuego, conseguía mantenerse en un continuo "tira y afloja" que duraba ya horas devorando todo
cuanto encontraba a su paso, hasta que, comenzó a verse más cercana su derrota. El inmenso cúmulo de nubes de humo originado por la batalla, perdía su tonalidad oscura, vislumbrándose cada vez más blanca sobre el
valle. Alertado por aquella visión, Viento se puso nervioso, y decidió tomar cartas en el asunto: empezó a soplar por todo al lugar sin percatarse de que, Fuego, aún no estaba vencido del todo. De esta forma, reavivó sus todavía
incandescentes fuerzas, reiniciando otra penosa contienda. Viento, arrepentido de su torpe intromisión, decidió calmarse. Todo parecía perdido hasta que, un sin fin de lágrimas de lluvia vertidas desde el cielo, ayudaron a las brigadas forestales a acabar con el fuego. Nadie conocía las causas del orígen del incendio, ni los nombres de todas las personas que se enfrentaron a él, ni la gran labor que desempeñaban pero...sí sabían que sólo el tiempo y las lágrimas de lluvia devolverían la vida al Monte.
264
seudonimo: Kal Carán
AMOR ETERNO
-Hasta mas allá de los tiempos te seguiré, por encima de las montañas, cruzando el cielo como el ave, por debajo de los mares, como un delfín, de noche y de día, en el frío invernal, en el estío ardiente, en la vida o en la muerte, pero jamás nada volverán a separarnos, jamás.
Poco después Francis Cook fue abatido a tiros por la policía, su novia Nancy se caso con el inspector Bob
C. Trumbo y tuvieron 3 hijos.
El primero se llamo Robert.
Pero al perro le pusieron Frank.
265
seudonimo: Kal Carán
mandarachez@yahoo.es
A FONDO
Mike siempre decía a sus amistades que era un escritor irregular, algo rotundamente falso, al menos en cuanto
a la calidad e interés de sus escritos, que siempre ofrecían la misma proporción de tópicos manidos, sexo
salvaje y valor literario nulo.
Tal vez por eso se vendían tan bien como guiones de cine.
Pero su gran oportunidad llego tras el estreno de Pasión criminal III(solo en videoclub y canales por
cable) una de esas pelis de serie B con explosiones y desnudos mezclados en partes proporcionales, como un buen Cóctel. Le llovieron ofertas en su mail. Y al menos una no era un spam.
Así fue como Mike entro en el turbio mundo del porno.
Al menos desde el otro lado de la pantalla del televisor.
Ahora sus guiones dejaban aflorar el lado más oscuro ydesenfrenado de su mente. El que le tuvieran quecensurar varios de ellos era buena prueba, sobre todotratándose de los productores de "megagangbang vixens2004" y "Zeus, la lluvia dorada y las cachondas de Kentucky".
Mike murió poco después. De sobredosis. De sexo.Mike era un autentico profesional. Se implicaba afondo en sus guiones, investigaba, se exponía ariesgos. Pero lo del sexo anal con caballos fuedemasiado para él. O tal vez no había suficiente vaselina. Nunca hay suficiente vaselina. Recordadamigos esta lección.
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Lucía Pradillos Luque
UN PEDAZO DE PAN
Un pedazo de pan fue todo lo que quedó en el planeta cuando se produjo la sequía. Los pajarillos se lo disputaron, tras perder algunas plumas. La raza humana se unió a la batalla, al igual que el resto del reino animal. La tierra se irguió con el fin de alcanzarlo, al considerar estar implicado en el asunto. El cielo se unió a las protestas, bajando a alimentarse. Con tal infortunio que todos aquellos que estaban abajo fueron aplastados. El pan sobrevivió, pero al no comérselo nadie, también murió.
267
Lucía Pradillos Luque
AMOR MÁS QUE IMPOSIBLE
Llorando en silencio me atrapa un sentimiento desconocido. Es un suspiro que vuelve a ser aspirado, es una letra susurrada escuchada de antemano. Párpados caídos de ignorancia al ir para andar. Soy joven y por eso mismo me parece normal. He visto su figura abdominal y quita el hipo. Pero un cerebro hueco no se puede soportar. Por eso lloro, porque es perfecto pero en fachada. Y yo soy perfecta por dentro; no tengo edad por aquel lado. He preguntado a mamá que es el amor, y ha contestado que son cosas de mayores. Me conformó con llorar gritos sordos. Porque ¿yo que sé de todo esto? Si sólo tengo cinco años y él, es simplemente un muñeco.
268
Andrés Portillo González
TIERRA QUEMADA
Tres décadas a la intemperie combatiendo enemigos infames; la lluvia, el frío, el sol, la suciedad... anunciaban este final. Yo, General de fina estampa y atusada crin, todo lo probé y todo me falló. Rindo hoy mi ejército ante la caterva hostil. Pobres, ya no forman mis soldados, frente arriba, con orgulloso brillo; ya son juncos ajados y maltrechos de raíces ralas y tallos enjutos. Los años de gloria pasaron. La guerra está perdida. Las doncellas que antaño se enardecían ante mi brioso porte, prosperaron a damas que hoy vuelven los ojos y murmuran:
- Ahí va otro hombre al que el tiempo le mató el ángel.
Lo sé porque lo leo en sus labios. De nada sirvieron los refuerzos, las aguas benditas, los mimos y desvelos para con la tropa; las palabras de aliento, el rancho de gourmet que les serví. Cayeron los primeros bravos y comenzaron a clarear los flancos. No me alarmé, con una inteligente recomposición de las mesnadas oculté la incipiente debilidad.
Pero la retirada era irreversible. Mis pelos retrocedían como un ejercito de cobardes hacia una coronilla ya asolada. En pocos meses cayeron todos, bueno no todos, algunos valientes se atrincheraron en los montes de la nuca dispuestos a continuar una "guerra de guerrillas". Pero yo soy General, nunca guerrillero. Por eso hoy al amanecer, empleando artillería pesada, he fusilado a los últimos indomables.
Y, no sé, pero creo que me veo mejor; un calvo gana en dignidad cuando luce un cuero brillante e impoluto. En fin, veremos si damas y doncellas opinan lo mismo; aun tengo cuerpo para iniciar la reconquista
269
seudonimo: mary kay
santiago del estero
DOBLE
" El olor a peligro se escapaba de su figura. Estaba nervioso y muy tenso. Las pupilas dilatadas. El reloj marcaba en punto la media noche. Su respiración se aceleraba continuamente, distinguía los enormes ojos que brillaban en el espejo. Lo tomé por la espalda para interrumpir su ataque y comenzó como siempre su tranquilo ronronear."
270
Juan Carlos Pumilla
Argentina
LORCA
El crepúsculo es el más luminoso que recuerda y alumbra relámpa-gos de plata sobre el lomo de los pájaros. Se abaten los ojos al fulgor de su pechera mientras una lágrima se dispara. espejo. Lo tomé por la espalda para interrumpir su ataque y comenzó como siempre su tranquilo ronronear."
271
Juan Carlos Pumilla
Argentina
UTOPÍA
Y una mañana luminosa Juan, María y los demás tocaron el cielo con las manos. Esa noche descansaron. Fue un sueño reparador. Al alba de la jornada siguiente comenzaron a mirar hacia arriba.
272
Guillermo Silva Grucci
Montevideo, Uruguay
"ALGO SOBRE LOS ESCUINPACLES".
Una tarde (sí, creo que fue una tarde o tal vez ya anochecía) sintió como una corriente eléctrica que le subía desde las raíces. Esto es un raro acontecimiento en la vida de un escuinpacle, que como se sabe no suelen tener ese tipo de percepciones. Se inclinó, con esa rigidez que habitualmente tienen los escuinpacles añejos y vio sorprendido que le había nacido, como un pequeño pie, un broto nuevo. Cuando surgió el segundo, dijo:
"¡Oh Supremo Hacedor de los Escuinpacles, ya tengo pies, dame ahora manos!" Dios, que es el Hacedor no sólo de los escuinpacles sino de todas las cosas, recibió el ruego sin sorpresa (está acostumbrado a que le hagan los pedidos más absurdos). Pero aquel no era un buen día para el Señor, porque su equipo de fútbol favorito acababa de ser eliminado de la Copa Toyota Libertadores de América. Así que le concedió las manos que pedía la pobre planta. Después, el escuinpacle solicitó rostro, bigote, ropa, zapatos, casa, computadora, conexión a Internet, piscina para la casa, un felpudo con el texto "Welcome", celular… Dios, que aún no se reponía del sinsabor deportivo, resolvió castigarlo aún más y le otorgó todo. Cuando el escuinpacle quedó convertido en un ser humano dotado de todas las comodidades, comprendió que aún le faltaba algo y pidió… amar. Como Dios se sentía mejor, volvió a ser Dios y ocupado en otros asuntos, no hizo lugar a este último ruego. Entonces el ser humano que había sido un escuinpacle, oró y oró largas horas al Conservador de todas las Cosas suplicando volver a ser un escuinpacle. Y continúa haciéndolo, mientras espera la próxima derrota de Peñarol.
273
Pseudónimo: ROEN.
NUNCA
Nunca me preocuparon demasido las tendencias de la moda. Más bien, elegí la comodidad a la elegancia. Eso me favoreció en esta etapa de mi vida, por suerte.
Tampoco me gustó mucho el barullo, el silencio fue mi gran aliado. Eso también me viene bien.
Y ni hablar de las multitudes, preferí la soledad a los gentíos.
Ahora entiendo todo, me estaba preparando para este presente. Ropa blanca, sola en la habitación durante meses. Pero no crean que estoy mal... duermo cuando quiero y hablo sólo si tengo ganas. No es mala la vida en este Psiquiátrico, lo único que me inquieta un poco es esta maldita silla que no para de cantar tangos.
274
Susana Noemí Carrasquera
Neuquén. República Argentina
MEDUSA
Como una medusa - dijo Juan - De apariencia ligera, etérea, como una flor flotando en aguas azules. Cuando la conocí, no sospeché que era artera, irritante y que me dejaría una herida ardiente en el alma.
Así son las mujeres - sentenció Raúl, preocupado por la situación y el estado anímico de su amigo de la infancia - Pero decíme, cómo fue que te enganchaste como un adolescente. Nos sorprendiste a todos.
Juan bajó la cabeza, hundió las manos temblorosas en los bolsillos, meditó un momento como reclamando una inspiración que no llegaba y por fin contestó - Qué querés que hiciera; la vi tan frágil, tan hermosa, tan dulce (o me lo parecía)… Cada mañana pasaba frente a mi escritorio y me regalaba una sonrisa que me iluminaba el día, así que una tarde me atreví a invitarla a salir. Aceptó y poco a poco fuimos intimando. Me enamoré. ¡Como un loco me enamoré!... Pasó el tiempo. De día soñaba con ella y con el momento de volver a verla. De noche, abrazado a su cuerpo, inhalando su aroma, seguía soñando. Mi vida transcurría en un mar azul y yo me sentía feliz flotando en sus cálidas aguas. Ella entre tanto se dejaba amar.
Yo hacía planes - sabés - pensaba en un hogar, hijos. Ella no se comprometía demasiado y asentía distante y con evasivas. No me daba cuenta de que era su juguete, que no significaba nada.
_ ¿Pero estás seguro de que ella no te quería?, ¿que su decisión de irse era irrevocable?
_ Ya te salió el abogado que llevás adentro. ¡Por supuesto, che! ¿Qué creés?, ¿que este tormento que vivo, me lo inventé?
_ Escucháme Juan, estoy aquí para ayudarte. Me hiciste despertar a las tres de la mañana y aún no me has dicho qué pasó.
_ Y qué pudo haber pasado. No vas a pensar que estoy detenido por casualidad. ¡La maté! ¿No te lo dijeron?
_ Sí. Pero ¿cómo?
_ Le corté la cabeza. ¡Al ras! ¿O acaso hay otra manera de matar una Medusa?
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Susana Noemí Carrasquera
Neuquén. República Argentina
DE RAZA
¿Será porque soy de raza pura que se ocupan tánto de mí?¿ O tal vez porque mi dueña es famosa? Me bañan, acicalan y adornan con moños diferentes todos los días. A fuerza de ser mostrado, fotografiado, admirado, (o por lo menos eso me parece), siento ya un poco de vanidad. Es que la fama me ha sido fácil de la mano de mi propietaria, que por alguna razón es figura en los medios televisivos.
En realidad, de haber nacido perro común, mestizo, del montón, es posible que mi vida hubiera sido diferente. Veo a mis congéneres cuando aparecen en los noticieros: hambrientos y flacos en las villas miserias, escapando al desastre en las inundaciones, asomando sus ojos tristes en las noticias policiales o reclamando amparo en algún programa de protección a los animales, de esos financiados por empresas de productos alimenticios para mascotas que nuestros amos se empeñan en hacernos comer, cuando mucho mejor nos vendría un buen hueso.
Pero éste ha sido mi destino, hasta hoy relativamente feliz, a pesar del estrés que me producen los aviones y la falta de tierra en el lujoso piso en que resido. Y digo hasta hoy, porque nunca me había dado cuenta de hasta qué punto tenía cercenadas mis libertades.
Fue verla y enamorarme. Simpática, ñata, pequinesa, mirándome con sus ojitos redondos y oscuros como dos cuentas de azabache, que con su brillo, me invitaban a disfrutar placeres desconocidos. Pero el espacio que separa nuestros balcones es muy ancho, y sé que aunque mi amor tenga alas sería imposible llegar hasta ella.
Desde ese día me embarga la tristeza y lloro por las noches en mi camita de lujo. Por eso hoy vino a visitarme el veterinario y adivinando mis ansias, diagnosticó que sufro mal de amores. Aunque no me consultaron, han decidido que ya es tiempo de cruzarme con una perrita que ni siquiera conozco, pero que es yorckshire terrier, como yo.-
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SEUDÓNIMO Mediterráneo
Lomas de Zamora. Argentina
LA CASA CON REJAS
(...la carne parecía de plomo, los ojos eran opacos y la extenuación tan extrema que los pómulos rompían la piel...) E.A.Poe
La casa estaba cerrada por fuera y eso les daba cierta tranquilidad, a pesar de que no podrían huir aunque lo quisieran. Pero así, encerrados, se decía uno a otro, estaban seguros, por lo menos durante el día.
La noche era otra cosa, en la oscuridad volvían a presentarse todos los monstruos que los acosaron, y volvían en su busca, abrazándose y murmurando no temerles, porque la luz llegaría con el día y se irían. Esos espectros que rondaban las habitaciones se mezclaban con sus alientos y rozaban sus cabezas.
Los ojos eran dos grandes huecos opacos por donde el terror intentaba escapar, la extenuación tan extrema que los pómulos rompían la piel.
Los descubrieron tres semanas más tarde. Los cuerpos hinchados y el olor nauseabundo decía a las claras que allí había, por lo menos un cadáver.
Eran dos. Una niña de unos cinco años, y un varón algo mayor, no mucho.
Cuando los hallaron, estaban abrazados. Como intentando darse la fuerza necesaria para afrontar el miedo, los terrores, la sed y el hambre.
Nunca se supo quién o quiénes fueron o porqué había pasado algo tan atroz.
Dos años más tarde, en el mismo sitio se vio a un respetable miembro de la comunidad rondar por esos parajes, acompañado de dos pequeñas criaturas.
Y entró con ellas a la casa con rejas.
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Sara Beatriz Vanegas Covena
Ecuador.
AMNESIA
Era un ser extraño, impreciso. Llegó a la habitación como flotando, a través de una ventana cerrada, cosa que lo desconcertó tremendamente. Temeroso, quiso observar al recién llegado y entonces supo que era observado. El extraño lo llamó por su nombre, con una voz que parecía ser la suya propia, como si saliera de su garganta
adolescente. Cada vez más confundido, y sin proponérselo, miró los ojos del intruso y los encontró enormes y de un negro tan intenso que, en un instante, y quizá por defenderse del asombro del chico, oscureció totalmente el cuarto. No se podía ver ya nada, y entró en pánico. Quiso correr y gritar, pero no logró mover ni un músculo de su cuerpo .
Cuando volvió en sí ya era noche, y al mirarse al espejo descubrió en su rostro dos inequívocos ojos negros, muy grandes. No recordaba nada.
278
Sara Beatriz Vanegas Covena
Ecuador.
LA TAZA DE CAFÉ
Sonó el teléfono. Sobresaltada, dejó la taza de café en la mesita del comedor, mal colocada, inclinada sobre un montón de papeles, y corrió a atender.
Era una llamada equivocada. Volvió a su café, y, en un estado cercano al desmayo -su hipotonía crónica, Dios mío- buscó la taza; pero esta ya no se encontraba en el lugar en que la dejara, en el comedor, sino en la sala, sobre el escritorio, rodeada de cuadernos, esferográficas, cintas de pegar, perforadora, engrapadora, clips... La tomó, sorbió tres grandes bocados y ya pudo sonreír. "Algún rato te escribiré un poema o te levantaré con mis propias manos un monumento. Te lo mereces, vaya si te lo mereces!"
Se dirigió entonces al dormitorio. Había dejado allí la noche anterior un libro que ahora necesitaba (siempre le gustó leer varias obras al mismo tiempo, para variar, decía). Mas al volver al estudio, es decir a la sección de la sala que hacía de estudio, ya no encontró la taza en el lugar en que la había dejado. Ahora estaba, ¡junto a la ventana! Bebió unos cuantos sorbos .Nuevamente una llamada telefónica desvió su atención. Era la misma voz equivocada del
principio, preguntando
- Y ahora, ¿dónde está la taza de café?
La buscó, pero no pudo responder.
279
Jorge Carrasco
Argentina
REGRESO CON KAFKA
Vuelve, hombre, que te has perdido. El error se inventa, tú sabes, Pero más sucio es sentirse cómodo en el error. Y eso aquí no te lo perdonan.
Es ya tiempo de que vuelvas. En el recuerdo de la gente eres un desconocido. Una casa angosta, con ventanas abiertas a un patio con ciruelos espera. Es tu casa, recuerda. El agua de lluvia aún palpita en los tucílagos de la pendiente.
Tiempo, hombre, de que vuelvas del país equivocado. (Te lo pido como le ruega a un amigo Bendemann de La condena). Aquí quieren olerte, asombrarse de tu impostura, aumentar frente a tu ruina su sentimiento de prosperidad. No otra es la función social del fracaso.
Es ya tiempo de que no tengas remedio, de que te canses de ser quien eres, de que inventes otro error, pero más cercano.
280
Jorge Carrasco
Argentina
EL SUEÑO Y LA NECESIDAD
Cuando era muchacho, tuve un sueño hermoso. Soñé que vivía en una casa enorme, llena de lujos. Era una casa conocida. Después de haberla soñado unas veces no tuve dudas de que se trataba de la casa de don Ismael Salvatierra, ubicada en las cercanías de la desembocadura del río Parlamento, a unos trescientos metros del mar.
Era la casa más grande y lujosa de Puerto Errázuriz. Le conté mi sueño de muchacho a mi madre, quien, para corroborar lo que decían mis palabras, fue a ver a una adivina. ¨ Lo veo viviendo en una casona de ricos ¨, le dijo la mujer. ¨Es más, será en la casa de don Ismael Salvatierra ¨.
Fue así que mi madre pensó que yo tendría un porvenir dorado. Me crió con todos los cuidados, me vistió con la mejor ropa y me enseño los más delicados modales, creída de que yo me iba a casar con una de las hijas de don Ismael o que un golpe de la fortuna me iba a convertir de la noche a la mañana en millonario.
Con mi madre aguardamos a que el sueño se cumpliera. Nos sentíamos confiados, seguros de saber que el azar le concedía servidumbre a mi destino. Estábamos en ese estado de serena ventura cuando hace un cuarto de siglo sucedió un terremoto. Destruyó todo nuestro pueblito costero. El mar salió y se llevó las casitas de madera, entre ellas las de mis padres. La única casa que se salvó fue la de Ismael Salvatierra. El mar la arrastró río arriba, hasta un pedazo de playa. Allí quedó, llena de lodo, casi destruida y enterrada en la ribera.
Después del terremoto, los Salvatierra se fueron del pueblo. La casa quedó abandonada. Entonces yo, que me había quedado sin techo para vivir, me instalé en ella. Debo ser honesto: lo hice más por necesidad que por hacer realidad mi sueño.
281
Seudónimo: Samir
Argentina
MUJER
¿Qué nos gusta de la vida?. Todo y nada.
TODO: el saber que somos únicas e irrepetibles, por tener el don de procrear y amamantar a nuestros hijos. De compartir con ellos momentos únicos, que nadie puede interrumpir, ni con mil ruidos estridentes. Charlas, canciones, pensamientos y caricias al vientre, como fuente de conexión con el interior. Esas manifestaciones permanecerán en su cajita negra, por el resto de sus días y las devolverán con caricias, sonrisas y besos; pegajosos en la niñez y limpios en la madurez. El saber positivamente que cuando la vejez nos alcance, tendremos una mano cálida rozando nuestro pelo blanco y nuestra piel arrugada.
NADA: las cosas propias de las mujeres que por ser únicas, debemos llevar sobre nuestras espaldas siempre. Primero el desarrollo y cambio de nuestros cuerpos, las arrugas, los rollitos en la cintura, los quehaceres domésticos, la menopausia, las depresiones posparto, las angustias e infidelidades y cuantas cosas se crucen en nuestro camino.
Problemas para los cuales no estamos preparadas, porque no existe una escuela de la vida, pero a pesar de que somos inexpertas vamos llevando adelante con la mayor de las fuerzas y con los mejores resultados.
TODO Y NADA: Si supiéramos como seria nuestra vida, por momentos repletos de felicidad y por momentos repletos de amarguras, igual la viviríamos plenamente. Comprando el gran paquete que todo ello implica. Usaríamos cada minuto al máximo, compensando una angustia con una recompensa.
Aprovecharíamos una mirada, el olor de una flor, el trino de un ave, el color del arco iris, el tacto de un objeto suave, la soledad, el sabor amargo de una decepción, el rechazo y una innumerable lista de situaciones buenas y malas.
Que gran vida tenemos para aprovechar o desechar, ¿Quien mas tiene la oportunidad de elegir tantas cosas?.
¿Quién mas tiene la oportunidad de sentarse en su vejez en un cómodo sillón, y sonreír recordando los momentos y sensaciones únicas que los hombres no podrán sentir en millones de años?.
¿Quién mas puede esperar la muerte con tanta tranquilidad?
¿Quién?...................
282
Seudónimo:Thelma.
SINCERIDAD
-Abuela, ¿soy guapa?- pregunta la niña.
-Del montón- responde la vieja, impasible.
La niña se muerde los labios en un intento desesperado por distraer las lágrimas.
Algún día, la sinceridad de su abuela, acabará con ella.
283
Seudónimo:Thelma.
UNA VIDA DE VENTAJA .
<<Si me dejas ganar, te enseño mis braguitas>>- me gritó Fresa-Nuri mientras arrancaba a correr, camino de la salida.
Nuria Rodríguez Pacheco, más conocida como Fresa-Nuri, era la rubia más deseada del San Rafael, la única niña junto a la que todos los energúmenos de mi clase buscaban sentarse en las excursiones anuales a Montserrat.
Plantado en el patio del colegio y presa aún de la sorpresa, alcancé a recitar en voz alta los protocolarios diez segundos de una vida de ventaja de primaria y emprendí la carrera tras ella.
Sólo tres manzanas separaban nuestro colegio de la casa de Fresa-Nuri. Al doblar la segunda esquina, pude ya divisar sus trenzas amarillas botando al viento, seguidas de unas piernecillas blancas que corrían bajo un eterno vestido rosa.
Un pequeño esprín me bastó para darle alcance y tres zancadas más tarde ya la habían rebasado. Aún tuve tiempo de sentarme en su puerta a esperar su llegada. Fresa-Nuri dobló por fin la última esquina desencajada por el esfuerzo y con un gesto de incomprensión dibujado en su cara.
La mía reflejaba una amplia sonrisa de victoria.
Con nueve años, a quién le podían importar unas bragas.
284
Gabriel Sáez
Buenos Aires - Argentina
LA ÚLTIMA NOVIA
A mi novia le aburría la identidad. Al menos una identidad inmóvil, una identidad idéntica.
Amaba la diferencia. Por eso ya en nuestros primeros atardeceres mi novia me aguardaba con unas trenzas azules, o con unos rulos verdes que le ocultaban los hombros. Otras veces me esperaba una novia con minifaldas amarillas, o con unos vaqueros desteñidos y demasiado anchos.
Mi novia amaba la diferencia y ese amor fue creciendo, junto al nuestro, escalón a escalón y de arriba para abajo.
Hubo un jueves que me resultó difícil no perderla en las calles oscuras de farol roto. Mi novia había venido hecha sombra, y no tuvimos más remedio que hacer el amor con el velador encendido.
Una mañana en el Tigre vino cambiada en maceta con malvón. En Parque Lezama fue viento, y gata siamesa desde una azotea de Terrero.
Fue más. Muñeca de lana en un viaje en el 106, perfume a laurel cuando fueron las doce, melancolía con sabor a chocolatín en la última borrachera de nochebuena.
Eso fue mi novia, eso fue cada vez.
Pero yo, que me construí una identidad que sin ser inmóvil no deja de ser lenta, que sin ser idéntica no deja de ser parecida, desaprendí lecciones de ojos, piel y oídos. Hoy me cuesta encontrarla. Ella va cambiando tan rápido de sustancia y sonido que se me escapa.
Sin embargo a veces logro descubrirla a mi lado. Ella se presenta hecha melodía de jazz o alumnos de un cuarto primera. Aunque las más de las veces a mi novia le gusta salir por la tinta de mi birome, vestida con una palabra lar scrita que la hace más joven.
Y por estos días de otoño retrasado he descubierto que el único camino para encontrarla es enamorándome de algo próximo e insospechable. Y en ese algo, mi novia con su consecuente pasión por la diferencia.
Es entonces cuando ella me hace el amor convertida en piano, convertida en carta de un tío o en un metegol.
Mi novia siempre está acá, aunque no la sienta. Y yo lo único que hago en este barrio, lo único que sé hacer, es buscarla de escalón a escalón, y de arriba para abajo.
285
Andrés Casanova
Cuba
EL RELOJ QUE VAGABA POR LAS ESTEPAS
Lo interesante no es conocer la historia de un reloj que vagaba por las estepas. Lo importante es haber desarmado un reloj y conocer qué animales viven en las estepas.
286
Andrés Casanova
Cuba
DESENGAÑADO DE BARES Y CANTINAS
Mientras bebo mi ron caliente, escucho en la vieja victrola la letra del bolero que me trae a la memoria mi vida pasada, la ocasión cuando era apenas un niño de siete años y me dijeron: "Este es el mundo". Yo lo ví luminoso, lleno de estrellas, con los colores de las nubes y un campo inmenso por delante, sembrado de trigo y en el que todos iban a segar y a cosechar la mies sin importar el perro del vecino que durante mis noches de pesadillas venía a importunarme.
Andando los años, desanduve caminos y rompí zapatos, bebía el te frío durante las noches solitarias bajo las estrellas del mundo que no me daban calor y amé a mujeres cuyos rostros se me desvanecían entre las manos. Andando los años, el peso del tiempo me cayó encima y sentí el dolor de muchas pérdidas. Tantas, que ya no podía ni contarlas. La última de las pérdidas fue mi perro, el que cuidaba mis sueños durante las noches de borracheras y me hacía sentir que este mundo era el más cálido rincón donde cerrar los ojos.
Quise matar el dolor y me refugié primero en el amor, luego en la amistad y después en los libros. Hasta que comprendí que no había estrellas, y que la luz provenía de un bombillo apagado. Las nubes eran oscuras, presagiadoras de tormenta y ya no había campo de trigo, sino rejas. Entonces tenía cuarenta años y ya estaba desengañado de bares y cantinas.
287
Inmaculada Garcia Gomez
Valladolid
UNA DE VARONES
Guillermo acababa de llegar, esperaría en el bar de Lucas a que llegaran los demás, no iban a tardar mucho, Luís , Pedro, Carlos y Ángel aparecerían en cualquier momento. Solían realizar una pequeña escapada una vez al mes, sin sus respectivas esposas, les sentaba bien y se divertían de lo lindo, sus buenas comidas, alguna pequeña excursión por los alrededores, sus partiditas de mus, sus largas conversaciones, en las que arreglaban el país, cambiaban entrenadores de fútbol, opinaban sobre mujeres y por supuesto de la incompetencia de sus respectivos jefes. Les vio aparecer, les había unido el sindicato y sus muchas reivindicaciones, y ahora eran muy buenos amigos. Esa misma tarde durante la comida, Luis les propuso que para el día siguiente podían ir a recoger setas, era una buena época, y aunque ninguno de ellos tenía idea aceptaron, una vez que Luís les aseguró que era fácil, había visto las que había recogido su vecino el día anterior, y los níscalos no presentaban ninguna dificultad . De regreso, y después de una minuciosa selección, decidieron preparar unas pocas para acompañar a las chuletillas en la comida. Aunque para asegurarse que eran buenas, decidieron darle unas pocas a probar a un gato que pululaba por los alrededores. Pasado un tiempo prudencial y visto que no pasaba nada, se pusieron a comer tranquilamente. En la sobremesa, Pedro observó como el gato se revolcaba y hacía gestos de dolor. Asustados, salieron a toda prisa hacía el hospital más cercano.
Allí relataron su aventura, les lavaron el estómago, los dejaron unas horas en observación, y visto que seguían bien les dieron el alta, advirtiéndoles que si notaban algo regresaran de nuevo.
Nada más salir del hospital, lo primero fue ir a ver como estaba el gato, estaban convencidos que el animal las había palmado. Pero ¡oh! Sorpresa al llegar resultó que el gato no era gato, sino gata, y había parido. Después de echarse la culpa unos a otros y de reírse de la aventura vivida, solo les quedaba establecer un pacto, de esto ni una palabra a nadie, y menos a sus respectivas señoras, se reirían de ellos de por vida.
288
Argentina
¡AY, ROSARIO!
Loca de amor y celos, ella se lanzó a las líneas del ferrocarril. El maquinista Clemencio, nuevamente destrozó a Rosario.
289
Ana Cecilia del Río ©
Argentina
DE PARAÍSOS...
Tras aquella prueba original, mandó a talar todos los manzanos del edén...
290
Ana Cecilia del Río ©
Argentina
DEMASIADO TARDE...
El ahogo de su amor, lo convirtió en un náufrago de la desdicha...
291
Katia Sandoval Ramírez Buendía
México,
PIROTECNIA
Si nos asomáramos a un ojo o abriéramos como una lata la cabeza, veríamos el cúmulo de ideas, imágenes abstractas, realidad del inconsciente.
Ideas chicas y grandes con formas y colores. Largas, cortas, planas, gordas.
Hay ideas que tienen pies, con ojos y con dientes.
Y hay ideas que tienen alas, con ganas de despegar.
Unas tienen forma de huevo, sólo se tambalean sin avanzar.
Otras, son canicas que ruedan, sin ruta ni sentido; esas son las más curiosas, las traviesas que distraen.
Únicas e impredecibles. Cambian de tono y de trayecto, de espacio y de momento. Ruedan, se traspasan, se combinan y luego se separan.
Las que tienen pies rigen nuestras vidas, trazan el futuro.
Algunas se difuminan en los sueños, otras, se llenan de realidad y se convierten en el mapa del mundo material.
Las de alas vuelan, son efímeras…vuelan lejos y se van, nadie sabe su destino. ¿Irán a otra cabeza?
292
Katia Sandoval Ramírez Buendía
México
EN EL AUTOLAVADO.
No necesitamos ser poetas ni filósofos para maravillarnos de las cosas de éste mundo. Un mecanismo tan simple y a la vez tan complejo me hace caer en un éxtasis de emociones encontradas:
Un rodillo en secuencia industrial parece contener una serpentina que sube y baja, girando de manera continua, frota todo lo que toca y se mezcla con jabón y agua en movimientos que arrancan desenfrenadamente y luego se arrepienten. Una capa cremosa cubre los cristales y nos aísla por unos instantes, después viene el caudaloso chorro de agua con su gran fuerza y decisión de invadir todo. El aire compite con esto (pues está en su naturaleza) y se expande sobre la superficie color escarlata. Desbarata las moléculas de agua y sólo quedan gotas. Gotas temerosas que corren y se siguen unas a otras, escurriéndose con velocidad se desbordan hacia la nada y desaparecen.
Un acto de magia, como muchos otros que pasan día con día. Sólo hay que saber observarlos de cerca, sumergirse en el fascinante mundo del detalle para no olvidarnos de que estamos inmersos en el aquí y el ahora.
293
Aurelio Castejón Garcerán
REALMENTE
Realmente no sé cuando empecé a detestarle, pero cuando me di cuenta, lo odiaba como nunca lo había hecho en mi vida.
No podía soportar su voz, su risa, sus rasgos, sus gestos... y estábamos siempre juntos. Nos sentábamos juntos en clase, me llamaba al móvil casi todos lo días, veraneábamos en el mismo sitio, hacíamos los mismos deportes ... y mi odio crecía cada vez más. Algunos animales pueden sentir el peligro, otros el miedo, él no sentía nada, era incapaz de sentir mi desprecio. Me acostaba pensando en él, soñando con él, y todas las mañanas sabía que estaría allí, esperándome, sonriéndome, hablándome, mirándome,... con aquella cara estúpida que me perseguía.
No fue realmente difícil, es más sencillo de lo que la gente cree. Sólo un poco de presión sobre la tensión de la piel y los músculos. Entonces, la punta del cuchillo, realmente fue un simple abrecartas pero es lo mismo, abre el camino hasta un órgano vital. Si alcanza el corazón es perfecto, pero eso es más difícil. El principal problema es la mirada. Una mirada de sorpresa, de espanto, que se clava en ti, preguntando, buscando una razón para morir. Cuanto antes olvides esta mirada, mejor.
Al día siguiente mi vida cambió. Aquella mañana fue diferente, estaba absolutamente seguro de que no estaría allí, sonriéndome. Respiraría en paz, y algo más había cambiado. Ya no le tenía miedo al mundo, había podido hacer algo que la mayoría de gente no se atrevía a hacer, que no muchos han hecho, y ¡ que había sido tan fácil! La confianza en mí mismo se había fortalecido, y la gente me miraba de una manera diferente.
Fue hace diez años. Todavía voy, como cada año, para recordar ese día tan señalado, a la sombra del árbol que guarda mi secreto. Él es el único que sabe donde está Fernando.
294
Nei Zuzek
Brasil
ESE PASAJE DE JUNG
La esmirriada estudiante de psicología intentó concentrarse en ese pasaje de Jung: "…sin embargo, como la individuación es una exigencia psicológica imprescindible, la fuerza superior del colectivo nos indica la atención especial que debemos prestarle a la delicada planta de la individualidad, si queremos evitar que sea sofocada por el colectivo…"
De repente, se vio arrancada de su lugar y terminó en el piso, aplastada por la multitud. La delicada planta de su individualidad había sido sofocada por el colectivo. Por la frenada del colectivo.
295
Nei Zuzek
Brasil
XENOFOBIA
El verano trajo los insectos. Los hay de todos los colores y tamaños. La mayoría desconocidos para el gringo, que los mata por el simple hecho de no saber qué son. Viene caminando por la pared de madera uno de dos centímetros de largo, negro, con alas. Vinchuca, dice el gringo, y manda el ojotazo. Por el techo aparece otro, pardo, gordito, retacón. Vinchuca, repite, y actúa otra vez con precisión. En el piso uno bonito, con pintas verdeamarelas. Vinchuca, escupe impertérrito, haciendo oídos sordos a los hijos que gritan uma joaninha, uma joaninha. Y dale ojotazo.
El gringo actúa por la seguridad de los suyos. Es su deber. Le dan pena los insectos, pero qué puede hacer: en la escuela le enseñaron a combatir el mal de chagas, y la casa está llena de vinchucas.
296
Armando Antonio Rivera
Argentina
EL MANUAL DE CUENTOS
Al tío Felipe fue al único que le había revelado mis planes para el futuro, y no pensaba decírselo a mis padres, porque quieren que termine mis estudios, y no entiende eso de vivir siendo escritor. Mi tío Felipe se había sorprendido gratamente de mi decisión, exclamando que era una muy buena idea. Me había gustado, como un halago, su respuesta y eso me dio mucho ánimo y pie para pensar que no estaba equivocado. Él era una persona muy capaz, inteligente, viajaba mucho - tenía anécdotas y cosas que contar de todos los rincones de de la tierra-, a tal punto conocía de literatura que hacía tiempo, amenazaba con escribir un ensayo limitado a escritores del país.
En la conversación que siguió quiso saber si algún autor me había influenciado en mi trabajo; le había contestado que no, que todo lo dejaba a la formación que los libros que había leído y leía podían procurarme. Bueno, me dijo entonces, te voy a traer un libro que te puede servir de inspiración. Es un libro maravilloso, tiene todas las variedades del género que puedas encontrar. No es una antología, no - cuando me lo describía, veía en su cara, en sus ojos rasgos de picardía -, hallarás historias increíbles, de buenas personas; magos que mueven la mano o una vara y tiene dominio sobre el fuego o el agua o los cielos. Muchos tiene un mensaje moral - se detuvo para ponerse la campera porque se iba -. Tendrás que aceptar que la mayoría son cuentos fantásticos, increíbles, de personas simples que hacen grande cosas, de personas humildes que llegan a su dios. Pero, te aseguro sobrino, que están bien escritos y muchos se han creído y todavía hay quienes lo creen, por más increíbles que parecen, que son relatos verídicos.
A los dos días mi tío me había dejado un paquete, adiviné que era el famoso libro de cuentos, lo abrí con entusiasmo y leí su título en letras doradas: "La Biblia"
297
Seudónimo: Alina Luna
Río Cuarto- Argentina
A LA IZQUIERDA DEL SOL
A la derecha del sol un hombre construye pacientemente, ladrillo a ladrillo. De a ratos levanta los ojos, pone las manos como visera y después de otear largamente el paisaje suburbano, vuelve al trabajo interrumpido.
Durante muchas horas, con intervalos regulares, el hombre reitera el gesto. Interrumpe el trabajo, pone las manos como visera, otea el paisaje. Hasta que la caída del sol hace innecesaria la mano sobre los ojos que, sin embargo, se alza mecánicamente una y otra vez.
El hombre regresa a la casa cuando la noche ha avanzado. Su figura encorvada es casi una réplica del hombre trabajando, y la sombra que lo acompaña en las calles otra más. El hombre mira la sombra y piensa que dos harían el doble de ladrillos y el doble de miradas.
Un día llega la última fila de ladrillos y la necesidad del techo. El hombre da un suspiro, interrumpe el trabajo y regresa temprano, antes de que la sombra pueda acompañarlo. Entonces ve la figura que viene a su encuentro, pone las manos como visera y lanza un grito. Con los ojos nublados apenas distingue la sonrisa del hijo, a la izquierda del sol.
298
Seudónimo: Alina Luna
Río Cuarto- Argentina
LA COARTADA
Julián, sin entender bien por qué, supo que tendría que tener cuidado ese día con su itinerario. Se levantó temprano como siempre, y como siempre se fue al bar de enfrente a desayunar. Charló un rato con Tobías, el mozo, y al irse consultó el reloj y gritó casi, son las ocho y diez, se me hace tarde.
En el taller a cada rato dejaba constancia de la hora. Pedro, cómo se va la mañana, ya son las diez. Si señor Pedruzzi, enseguida estoy con usted, en cinco minutos, fíjese, son las once y cuarto. El almuerzo no fue la excepción, hasta en sus breves incursiones por el baño dejaba alguna referencia de su paso.
A la siesta anduvo por el parque, habló con el quiosquero, la florista, auxilió a un niño que se había caído de la hamaca tomando la precaución de averiguar su teléfono "para saber si todo estaba bien", cosa que la madre agradeció con una sonrisa.
Cuando regresó al taller la policía lo estaba esperando. Hubo un llamado, dijeron, encontraron a una amiga suya asesinada. El inspector pronunció la palabra amiga con un tono muy especial.
A Julián se le atropellaron las preguntas mientras un sudor frío iba corriéndole por la frente. ¿Adónde fue? ¿cuándo, a qué hora? ¿saben quién lo hizo? ¿por qué?
Usted debe saberlo mejor que nosotros, respondió el inspector mientras lo esposaba, tiene derecho a permanecer callado...
Vecinos, compañeros de trabajo, gente del barrio, atestiguaron uno a uno en la comisaría. La coartada de Julián era irrefutable. La libertad puede resultar, a veces, una mera cuestión de presentimientos.
299
Elena Méndez
LETANÍA DE LA JOVEN SUICIDA
…El amor no es sólo eso, no es solamente mirarse a los ojos y tomarse de las manos y pronunciar solemnes palabras que luego habrán de tirarse a la basura.
Algún día, se prometió a sí misma, dejaría atrás el precipitarse cual ave implume y ciega hacia el abismo… algún día.
Pero ese algún día, cómo encontrarlo, amar es algo más, amar debe ser recíproco, y te lo dice a ti que no has amado, que sólo conjugas ese verbo para encubrir tu única intención, tatuar una sombra en la pared mientras galopan las hormonas en la sangre.
Y qué podías decirle tú para consolarla de lo que llamaba una rara promiscuidad sin coito alguno, a veces teñida de ternura pero siempre permeada de lujuria, de ese maldito ser sin querer ser, de ese tener que callar a quién, cómo, por qué amaba.
Y la oíste sin escucharla, sin poder responderle: Te comprendo mas, como tú dices, algún día…
Te escribió una carta nunca enviada, antes de teñir de rojo su cielo gris.